La misión “Juno” llegó al planeta más grande del sistema solar: Júpiter.
¿Cuál es la importancia de esta misión? La sonda fue lanzada el 5 de agosto de 2011 y desde el lunes ha entrado
en la órbita de Júpiter para estudiarlo. La
sonda espacial “Juno” llega a Júpiter tras cinco años de viaje. La nave de
la agencia espacial estadounidense NASA (National Aeronautics and Space
Administration) dará 37 vueltas antes de
estrellarse contra su superficie. La nave, no
tripulada y del tamaño de una cancha de baloncesto, es la primera diseñada para
operar en el corazón de los cinturones de radiación de Júpiter, la primera en
llegar a 2,575 kilómetros de sus nubes superiores y la que tomará las imágenes
con mayor resolución vistas nunca del planeta gigante.
"Estamos
allí. Estamos en órbita. Hemos conquistado Júpiter", dijo Scott Bolton,
investigador principal de la NASA en el Southwest Reserch Institute en San
Antonio, Texas. "¿Cómo funciona
este universo maravilloso y cómo comenzó? Esta es una de las preguntas que los
científicos de la agencia espacial analizarán.
Júpiter es el quinto planeta del sistema
solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos. Recibe su
nombre del dios romano Júpiter (Zeus en la mitología griega).
Se trata del
planeta que ofrece un mayor brillo a lo largo del año dependiendo de su fase.
Es, además, después del Sol, el mayor cuerpo celeste del sistema solar, con una
masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos (con una masa 318
veces mayor que la de la Tierra y
tres veces mayor que la de Saturno, además de ser en cuanto a volumen, 1,317
veces más grande que la Tierra).
Júpiter es
un cuerpo masivo gaseoso, formado principalmente por hidrógeno y helio, carente
de una superficie interior definida. Entre los detalles atmosféricos destacan la
“Gran mancha roja” (un enorme
anticiclón situado en las
latitudes tropicales del hemisferio sur), la estructura de nubes en bandas
oscuras y zonas brillantes, y la dinámica atmosférica global determinada por
intensos vientos zonales alternantes en latitud y con velocidades de hasta 140
m/s (540 km/h).
Júpiter es
el planeta con mayor masa del sistema solar: equivale a unas 2,48 veces la suma
de las masas de todos los demás planetas juntos. A pesar de ello, no es el
planeta más masivo que se conoce: más de un centenar de planetas extrasolares
que han sido descubiertos tienen masas similares o superiores a la de Júpiter.
También
posee la velocidad de rotación más
rápida de los planetas del sistema solar: gira en poco menos de diez horas
sobre su eje. Esta velocidad de rotación se deduce a partir de las medidas del
campo magnético del planeta. La atmósfera se encuentra dividida en regiones con
fuertes vientos zonales con períodos de rotación que van desde las 9h 50m 30s,
en la zona ecuatorial, a las 9h 55m 40s en el resto del planeta.
El planeta
es conocido por una enorme formación meteorológica, la “Gran mancha roja”,
fácilmente visible por astrónomos aficionados dado su gran tamaño, superior al
de la Tierra. Su atmósfera está permanentemente cubierta de nubes que permiten
trazar la dinámica atmosférica y muestran un alto grado de turbulencia.
Tomando como
referencia la distancia al Sol, Júpiter es el quinto planeta del sistema solar.
Su órbita se sitúa aproximadamente a unos 750 millones de kilómetros del Sol.
SATÉLITES
Los
principales satélites de Júpiter fueron descubiertos por Galileo Galilei el 7
de enero de 1610, razón por la que se los llama “satélites galileanos”. Reciben
sus nombres de la mitología griega, si bien en tiempos de Galileo se los
denominaba por números romanos dependiendo de su orden de cercanía al planeta.
Originalmente, Galileo bautizó a los satélites como "Mediceos", en
honor a Cosme de Médicis, duque de Florencia. El descubrimiento de estos
satélites constituyó un punto de inflexión en la ya larga disputa entre los que
sostenían la idea de un sistema geocéntrico, es decir, con la Tierra en el
centro del universo, y la copernicana (o sistema heliocéntrico, es decir, con
el Sol en el centro del Sistema solar), en la cual era mucho más fácil explicar
el movimiento y la propia existencia de los satélites naturales de Júpiter.
Los cuatro
satélites principales son muy distintos entre sí.
Ío, el más
interior, es un mundo volcánico con una superficie en constante renovación y
calentado por efectos de marea provocados por Júpiter y Europa.
Europa, el
siguiente satélite, es un mundo helado bajo el cual se especula la presencia de
océanos líquidos de agua e incluso la presencia de vida.
Ganímedes, con
un diámetro de 5,268 km, es el satélite más grande de todo el sistema
solar. Está compuesto por un núcleo de hierro cubierto por un manto rocoso y de
hielo.
Calisto, se
caracteriza por ser el cuerpo que presenta mayor cantidad de cráteres
producidos por impactos en todo el sistema solar.
Además de los mencionado satélites galileanos, las distintas sondas
espaciales enviadas a Júpiter y observaciones desde la Tierra han ampliado el
número total de satélites de Júpiter hasta 67. Estos satélites menores se
pueden dividir en dos grupos:
GRUPO DE
AMALTEA
Grupo de Amaltea: Son cuatro satélites pequeños que giran en torno a
Júpiter en órbitas internas a las de los satélites galileanos. Este grupo está
compuesto, en orden de distancia, por:
Metis.
Adrastea.
Amaltea.
Tebe.
GRUPO DE
SATÉLITES IRREGULARES
Es un
grupo numeroso de satélites en órbitas muy lejanas de Júpiter; de hecho, están
tan lejos de éste que la gravedad del Sol distorsiona perceptiblemente sus
órbitas. Con la excepción de Himalia, son satélites generalmente pequeños.
A su vez, este grupo se puede dividir en dos, los progrados y los
retrógrados. La mayoría de estos objetos tienen un origen muy distinto al de
los satélites mayores, siendo posiblemente cuerpos capturados y no formados en
sus órbitas actuales. Otros pueden ser los restos de impactos y fragmentaciones
de cuerpos mayores anteriores. Los miembros de este grupo incluyen a:
- Aedea.
- Aitné.
- Ananké.
- Arce.
- Autónoe.
- Caldona.
- Cale.
- Cálice.
- Calírroe.
- Carmé.
- Carpo.
- Cilene.
- Elara.
- Erínome.
- Euante.
- Eukélade.
- Euporia.
- Eurídome.
- Harpálice.
- Hegemone.
- Heliké.
- Hermipé.
- Herse.
- Himalia.
- Isonoe.
- Kallichore.
- Kore.
- Leda.
- Lesitea.
- Megaclite.
- Mnemea.
- Ortosia.
- Pasífae.
- Pasítea.
- Praxidice.
- Sinope.
- Sponde.
- Táigete.
- Telxínoe.
- Temisto.
- Tione.
- Yocasta
Y otros 17 que no tienen aún nombre definitivo.
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